En una jornada histórica, este viernes 1 de julio, la Dra. Beatriz Gentile asumió como Rectora de la Universidad Nacional del Comahue, acompañada por el Profesor Paul Osovnikar como Vicerrector, para el periodo 2022-2026. Se dio inicio a una nueva etapa, a la Universidad de los próximos 50 años, a la Universidad del Siglo XXI, a la Universidad de la pospandemia.

Compartimos el documento fundacional de este nuevo periodo, el discurso de la nueva Rectora de la Universidad Nacional del Comahue, la Dra. Beatriz Gentile.

«No podría comenzar, sin agradecer a Adriana Caballero como Vicerrectora y a Gustavo Crisafulli como rector, por haber gestionado en  estos años difíciles una Universidad a la que siempre le faltó presupuesto pero por ventura le sobraron iniciativas.

Una gestión como vos bien decías Gustavo, debió enfrentar años complejo de desfinanciamiento y luego la llegada de la pandemia, aun así, se logró avanzar en cuestiones significativas: se aprobó el Comenio Colectivo de trabajo docente que comenzó a regir a partir del 2016, se regularizaron 1132 cargos docentes, se construyeron módulos de aulas, dos facultades nuevas, una concluida y la otra en desarrollo. Una Universidad que hoy ocupa el noveno lugar entre las 56 universidades publicas de la Argentina, una gestión en la que se retomó el vínculo con los poderes públicos provinciales y se lo llevó mucho mas allá; articulando la gestión en la consulta, asesoramiento y complementariedad con ambas provincias

Agradecer a esta gestión, que hoy concluye, su compromiso con los Derechos Humanos. Esta es la Universidad que le otorgó el Honoris Causa a Noemi Labrune, a las Madres de Plaza de Mayo filial Alto Valle y a Ignacio Lula Da silva, la única que lo hizo estando el ex presidente encarcelado injustamente. Una tradición humanista y de compromiso político y social que nos enorgullece y que continuaremos en estos cuatro años que hoy inician.

Gracias Adriana. Gracias Gustavo.

Decir que la Universidad pública es una de las últimas instituciones testigos del Estado de bienestar, tal vez suene extraño, pero ¿por qué pensarlo?

En 1970 la población argentina estaba cerca de los 24 millones de habitantes y tenía una matrícula universitaria de poco menos de 200 mil alumnos. En el año 2013 llegó a los 42,5 millones y la matrícula fue de 1.500.000 estudiantes. Es decir que en algo más de 40 años, mientras la población creció aproximadamente un 77% los alumnos universitarios lo hicieron en un 750%.

Pero además, dentro de esta expansión, habría que preguntarse por ¿quiénes o cuales fueron y son los sectores sociales que estudian en la universidad pública?

 En el año 1992 la Fundación FIEL publicaba un trabajo donde se mostraba que el sector más pobre de la población participaba en un 8,5% de los recursos asignados para la educación superior, mientras que el más rico lo hacía en un 38,4. En el 2014, la participación de los hogares más pobres era del 15,1%   y de los más ricos un 21,1%

Ninguna sociedad que se pretenda ‘desarrollada’ o ‘emergente’ podría considerar como un fracaso que en 22 años (1992-2014) la porción más pobre de la población haya visto crecer su participación en la educación universitaria en un casi 70%.

Democratizar la educación es también distribuir la riqueza y aquí está, entonces, la respuesta a aquella pregunta de ¿para qué tantas universidades públicas?

Están para esto, para democratizar el conocimiento; porque la sociedad ve en la Universidad, un factor de bienestar y mejoramiento de sus condiciones socio-económicas. Como quedó establecido en la Conferencia Regional de Educación Superior para América Latina y el Caribe realizada en Cartagena-Colombia en el año 2008,  «La Educación Superior es un bien público social, un derecho humano y universal y un deber del Estado».

Actualmente el sistema universitario argentino al enseña a 2. 343. 587 estudiantes (de grado y de pregrado), 8 de cada 10 estudiantes universitarios son de la universidad pública. Entre 2010 y 2020 la matrícula creció un 43, 6% y la tasa de graduación un 36.5%. Datos importantes al momento de evaluar el desempeño de la educación superior

Pero así como la Universidad pública es testigo de la vigencia de las políticas de bienestar, nuestra Universidad Nacional de la Comahue, es quizás el último registro de aquello que fue pensado como región Comahue, una región que en los años 60 portaba un caudal de futuro sin precedente.

La Unco. fue hija de ese tiempo de expansión de los años 70’. Surgida de las experiencias de la Universidad Provincial del Neuquén y de los Institutos de enseñanza de la provincia de Río Negro, la casa de estudio tuvo una trayectoria fuertemente vinculada a las necesidades regionales

El 15 de julio de 1971 se sancionaba la Ley 19177 que creaba la Universidad Nacional del Comahue y en marzo del siguiente año, se realizaba el acto de transferencia y firma del convenio entre el ministro de Educación de la Nación y los gobernadores interventores de Neuquén y Rio Negro.

Sin el abolengo histórico que otras universidades nacionales pueden exhibir en sus estatutos fundacionales, la del Comahue cuenta con su peculiaridad: es la última universidad regional de la Argentina. Asentada en diez localidades comprendidas en dos provincias; con doce Facultades, dos Centros Universitarios Regionales, dos Asentamientos y una Escuela Superior.

Fue pensada para dar respuesta a los requerimientos productivos de unos territorios que no hacía mucho habían logrado su autonomía administrativa respecto al estado central. Para formar profesionales que resolvieran problemas del presente y se adelantaran al futuro de unas provincias que despertaban bajo la potencia de la energía hidroeléctrica, de la riqueza hidrocarburífera y de la fruticultura del Valle

Como se lee en el libro de sus 25 años, la Unco fue más un elemento de un proyecto de sociedad futura que el producto de una sociedad existente.

Hoy estamos celebrando sus primeros 50 años y sabemos que un primer desafío será concebirla en clave de comunidad de pensamiento. Como usina generadora de ideas articuladas a la docencia, la investigación, la extensión, la transferencia y la vinculación.

A diferencia de la intelectualidad y de los universitarios de tiempos pasados que rechazaban la idea de convertirse en consejeros de “El Príncipe”, como explica Silvia Sigal, desde fines del siglo XX y comienzos del presente, el  compromiso universitario y científico es con la recuperación democrática y los procesos de reconstrucción social, económica y cultural evidenciando una paulatina disposición a identificarse e involucrarse con el diseño de políticas pública.

Pensamos que la investigación, la extensión y la transferencia deberán situarse en la búsqueda de una reorientación solidaria de la relación universidad-sociedad, en el sentido de poder satisfacer las necesidades de los grupos sociales que no tienen poder para poner el conocimiento técnico a su servicio mediante la oferta del mercado

Necesitamos un Universidad que no se difusa en sus objetivos, que pueda elaborar conceptos, prácticas y políticas que den respuesta a un marco de creciente desigualdad como en el que estamos insertos.

Una desigualdad que en el ámbito educativo se expresa, según estudios realizados, en relación al género, al origen étnico, a la clase social y a la discapacidad.

Por ello, es que la Secretaría de Políticas Universitarias promueve la implementación de acciones orientadas a crear y/o jerarquizar espacios institucionales para el desarrollo de políticas que den respuesta a ello.

Nosotros, no vamos mirar para un costado.

 La perspectiva de género, de Derechos Humanos y la interculturalidad serán ejes a trabajar e incorporar en nuestros planes de estudio y en nuestras practicas académicas y administrativas

Será necesario avanzar en una ecología de saberes y concepciones. Sabemos que la jerarquía no es la causa de las diferencias sino su consecuencia.

Debemos desandar el camino de la colonialidad del saber, desarmar el paradigma civilizatorio, reconocernos en el diálogo con otras culturas e identidades.

No se trata de banderas, hablamos de reconocimiento de derechos, hablamos de trazar puentes que nos acerquen, en vez de tabicar el saber, la dignidad y la memoria.

 Ojala podamos al final de este mandato, saludar que la Asamblea Universitaria, consagre a la Universidad Nacional de Comahue, como la primera  Universidad Intercultural de la Argentina.

En el actual contexto no podemos desentendernos de la cuestión ambiental, síntoma de la crisis de un modo de explotación de los recursos que ha llevado a la destrucción de la naturaleza, la deforestación de los bosques, contaminación, pérdida de fertilidad de los suelos y vida de las especies.

Existe cierto consenso mundial para transitar los próximos 30 años hacia energías más limpias y en este punto, la Universidad debe ser el faro que ilumine dicha transición La Universidad deberá convertirse no sólo en la confidente de una sociedad que no es invitada a participar en los controles ambientales, sino también en la formadora de profesionales con nuevas perspectivas de intervención productiva-ambiental; en la investigación y en el avance científico que colabore en esta transición

Aprendimos que una política científica efectiva no es la generadora de un esfuerzo consciente y profundo del desarrollo, sino una de sus consecuencias. Es decir, el adelanto de los países hoy desarrollados se originó en la acción de sus sectores dirigentes que comprendieron el enorme valor de la ciencia para implementar objetivos que se plantea la sociedad.

La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (MINCYT) en el año 2007 fue parte de una política de Estado destinada a la revalorización de la producción de conocimiento en articulación con el desarrollo y el bienestar, como así también el aumento del presupuesto destinado a universidades nacionales y al CONICET que se experimentó entre el 2006 y el 2015.

 La Unco siendo la universidad patagónica con mayor cantidad de docentes investigadores categorizados por el sistema científico nacional, con una cada vez mas consolidada alianza estratégica con el CONICET y ocupando el primer lugar en materia de Posgrado en la región, suma a la larga tradición argentina de defensa de la educación pública, la defensa de una ciencia también pública y soberana.

Somos conscientes que tenemos por delante el desafío de reconfigurar las modalidades de enseñanza y aprendizaje: Educación híbrida, bimodal, virtual, remota. Que necesitamos que nuestras y nuestros estudiantes encuentren respuestas para insertarse en un mundo laboral que los excluye y precariza.

Necesitamos políticas educativas que nos ayuden a mitigar el efecto de la desigualdad y la falta de oportunidades

Muy poco de todo esto podrá hacerse sino contamos con el apoyo de toda la comunidad universitaria, si no aprendemos a trabajar en redes que articulen solidariamente saberes, prácticas y proyectos

Pero también necesitamos que las administraciones nacionales , provinciales y municipales comprendan y abracen el proyecto educativo y de bienestar que implica Universidad pública. Que comprendan que es imposible hablar de igualdad de oportunidades si se debe viajar entre 100 y 400 km para estudiar, o entre 3 y 4 horas, que la lejanía territorial, es un impedimento infranqueable y que por eso es necesario el compromiso de las distintas áreas de gobierno nacional y provinciales para acompañar sea con el subsidio del transporte o de la conectividad, en la implementación de un sistema de becas para residencia y el sostenimiento de  la educación a distancias y en entornos virtuales que nos permitan de una vez por todas llegar hasta donde hoy nos es imposible. Queremos que nuestras chicas y chicos del Norte Neuquino y de la Línea Sur, de Río Negro, tengan la misma posibilidad de estudiar que quienes viven en las ciudades cercanas a las sedes universitarias.

De esta forma, los y las invitamos a escribir las primeras páginas de los próximos 50 años de nuestra querida Universidad.  No parecen ser tiempos sencillos, en puertas de una guerra global, pero como dice esa frase que ya recorre América Latina, hay quienes esperan el amanecer dormidos y están quienes caminan toda la noche hasta encontrarlo. Nosotros les proponemos caminar juntos y juntas hasta alcanzar el mañana.

Muchísimas Gracias»

Dra. Maria Beatriz Gentile

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